Paradoja de Infinito
por Patricia Mendoza, Exposición Imenso, Museo Emilio Caraffa, Córdoba 2012
¿Cómo puede alguien enmarcar el mar y arrugar el desierto?
Viaje entre azules evocadores de aguas que a su vez recuerdan otras aguas... nieblas que reptan como saurios y se mueven como criaturas acuáticas... sombras, transparencias y profundidades oceánicas con reminiscencia de jardín.
Brocado de dos vistas, camino que descifra la distancia entre el pez y la luna... en él se escucha la voz del profeta que reflexiona sobre eternos enigmas.
Urdimbre que se teje con hilo de soluz.
El infinito transita un paisaje espejo que se extiende cual cinta de Moebius... tiempo circular... ¿se puede confundir el tiempo?.
Pienso en Margarita que hoy recorre un desierto mexicano quizá reverdecido por las últimas lluvias, aquel en donde las huellas del venado azul hicieron surgir la posibilidad del diálogo con los dioses, los azules del trote del venado generaron olas y ella nada mientras camina... percibe el universo de soles que la arena alberga y sueña con la pincelada que describe lo indescriptible.....